Aunque la intolerancia al gluten se suele confundir con la celiaquía, lo cierto es que esta no tiene una base autoinmune y podemos llevar sufriéndola años sin habernos dado cuenta
Cada vez oímos hablar más de la intolerancia al gluten,
un trastorno que no es tan grave como la celiaquía pero que también nos
afecta a diferentes partes del organismo si consumimos alimentos que
contengan esta proteína.
En este artículo te damos a conocer uno de los síntomas más habituales de la intolerancia al gluten: los granitos que aparecen en los brazos sin motivo aparente.
La enfermedad celíaca es una patología autoinmune que se caracteriza por una intolerancia permanente a aquellos alimentos que contienen gluten.
El gluten lo encontramos en el trigo, la avena, la cebada y el centeno, conocidos también como TACC (en el etiquetado de los productos alimentarios), y en todos aquellos alimentos procesados que se elaboran con derivados de estos cereales.
La celiaquía viene determinada por una condición genética, pero puede manifestarse en cualquier etapa de la vida.
Al consumir gluten, la persona celíaca sufre una respuesta inmunitaria que provoca una producción de anticuerpos que afectan, no solamente al sistema digestivo, sino al organismo en general.
En los últimos años han aparecido algunos trastornos relacionados con diferentes grados de sensibilidad al gluten que no son celiaquía.
En estos casos, parece que la intolerancia al gluten no tiene una base autoinmune, sino que podría estar relacionada con otros factores que todavía se desconocen.
El problema es que este trastorno es más difícil de diagnosticar, ya que los síntomas pueden aparecer de manera gradual y confundirse con otros problemas de salud.
Por este motivo es importante conocer los posibles síntomas de esta intolerancia al gluten, uno de los cuales es la aparición de granitos en los brazos.
Este síntoma, que en realidad se llama queratosis pilaris, es un exceso de queratina que aparece en la parte posterior de los brazos como consecuencia de una falta de vitamina A y ácidos grasos.
Esta deficiencia no es por una mala alimentación, sino porque la intolerancia al gluten daña el intestino de manera progresiva e impide la absorción de grasa.
Podemos tener estos granitos desde hace años sin haberlos relacionado nunca con una posible intolerancia al gluten. Para saber con más certeza si están relacionados con esta proteína podemos revisar los otros síntomas, que enumeramos a continuación.
Si tenemos antecedentes familiares o personales de
enfermedades autoinmunes (tiroiditis, artritis reumatoide, psoriasis,
esclerosis múltiple, esclerodermia, etc.) todavía tendremos más
posibilidades de sufrir esta intolerancia.
No obstante, las pruebas no siempre dan resultados 100% fiables, y en algunos casos puede salir negativo a pesar de padecer cierto grado de sensibilidad al gluten.
Otra manera de descubrirlo consiste en eliminar el gluten de nuestra alimentación durante un mes.
Debemos ser estrictos, ya que nuestro cuerpo necesita un tiempo para eliminar las toxinas que el gluten no digerido provoca en nuestro organismo. Para ello estaremos muy pendientes del etiquetado de los productos.
Quedaremos sorprendidos de la cantidad de alimentos que contienen gluten.
Si comemos fuera de casa también preguntaremos siempre si los alimentos contienen harinas, las cuales se usan muy a menudo en salsas, rebozados, espesantes, frutos secos, chucherías, cerveza y otras bebidas alcohólicas, etc.
Después de este mes, podemos reintroducir el gluten en nuestra dieta y observar los posibles síntomas.
En este artículo te damos a conocer uno de los síntomas más habituales de la intolerancia al gluten: los granitos que aparecen en los brazos sin motivo aparente.
La celiaquía afecta a todo el organismo
La enfermedad celíaca es una patología autoinmune que se caracteriza por una intolerancia permanente a aquellos alimentos que contienen gluten.
El gluten lo encontramos en el trigo, la avena, la cebada y el centeno, conocidos también como TACC (en el etiquetado de los productos alimentarios), y en todos aquellos alimentos procesados que se elaboran con derivados de estos cereales.
La celiaquía viene determinada por una condición genética, pero puede manifestarse en cualquier etapa de la vida.
Al consumir gluten, la persona celíaca sufre una respuesta inmunitaria que provoca una producción de anticuerpos que afectan, no solamente al sistema digestivo, sino al organismo en general.
¿La intolerancia al gluten es lo mismo que la celiaquía?
En los últimos años han aparecido algunos trastornos relacionados con diferentes grados de sensibilidad al gluten que no son celiaquía.
En estos casos, parece que la intolerancia al gluten no tiene una base autoinmune, sino que podría estar relacionada con otros factores que todavía se desconocen.
El problema es que este trastorno es más difícil de diagnosticar, ya que los síntomas pueden aparecer de manera gradual y confundirse con otros problemas de salud.
Por este motivo es importante conocer los posibles síntomas de esta intolerancia al gluten, uno de los cuales es la aparición de granitos en los brazos.
Los granitos en los brazos
Hay personas que tienen granitos en los brazos, similares a la conocida como “piel de gallina”.Este síntoma, que en realidad se llama queratosis pilaris, es un exceso de queratina que aparece en la parte posterior de los brazos como consecuencia de una falta de vitamina A y ácidos grasos.
Esta deficiencia no es por una mala alimentación, sino porque la intolerancia al gluten daña el intestino de manera progresiva e impide la absorción de grasa.
Podemos tener estos granitos desde hace años sin haberlos relacionado nunca con una posible intolerancia al gluten. Para saber con más certeza si están relacionados con esta proteína podemos revisar los otros síntomas, que enumeramos a continuación.
Otros síntomas
Estos son otros posibles síntomas de la intolerancia al gluten:
- Molestias digestivas habituales, como hinchazón, gases, acidez, etc.
- Fatiga o agotamiento, en especial después de haber comido alimentos con gluten (pasta, bizcochos, pan, etc.). La fatiga crónica y la fibromialgia también deben tenerse en cuenta.
- Irregularidades hormonales. En el caso de las mujeres es fácil de confirmar si sufren ciclos irregulares o dolorosos, infertilidad o abortos.
- Migrañas. Las migrañas casi siempre están relacionadas con dificultades digestivas, aunque no siempre con el gluten.
- Inflamación o dolor en las articulaciones.
- Ansiedad, depresión o cambios de humor.
¿Cómo sé si soy intolerante al gluten?
Si sufrimos varios de estos síntomas podemos acudir al médico para que nos realice las pruebas digestivas pertinentes que nos ayudarán a confirmar o descartar este trastorno.No obstante, las pruebas no siempre dan resultados 100% fiables, y en algunos casos puede salir negativo a pesar de padecer cierto grado de sensibilidad al gluten.
Otra manera de descubrirlo consiste en eliminar el gluten de nuestra alimentación durante un mes.
Debemos ser estrictos, ya que nuestro cuerpo necesita un tiempo para eliminar las toxinas que el gluten no digerido provoca en nuestro organismo. Para ello estaremos muy pendientes del etiquetado de los productos.
Quedaremos sorprendidos de la cantidad de alimentos que contienen gluten.
Si comemos fuera de casa también preguntaremos siempre si los alimentos contienen harinas, las cuales se usan muy a menudo en salsas, rebozados, espesantes, frutos secos, chucherías, cerveza y otras bebidas alcohólicas, etc.
Después de este mes, podemos reintroducir el gluten en nuestra dieta y observar los posibles síntomas.
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